Voces a favor y en contra del Acuerdo de París

El día se siente diferente en París luego de dos semanas de arduo trabajo para políticos, negociadores, delegaciones de 195 países y más de 3.000 periodistas de todo el mundo en lo que fue la 21° edición de la Conferencia de las Partes (COP21). Fueron dos semanas y ayer, aquel especial sábado 12 de diciembre que quedará en la mente de muchos y en el calendario de la historia como una fecha en la que todos los países partícipes pudieron aunar sus diferencias en un acuerdo que no es perfecto, pero que marca el inicio de un proceso de lucha ante, como señaló el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-Moon, el problema más importante de nuestros tiempos: el cambio climático.
Dicha carencia de perfección fue una línea temática que se mantuvo estable ayer por la noche (casi madrugada) de París cuando cada una de las partes expuso su opinión sobre el trabajo realizado y el documento final que se había obtenido. Es decir, todas parecen haber dejado a un lado sus intereses individuales para enfocarse en el objetivo común de tener una base inicial de objetivos para poder empezar a revertir la situación, pues el cambio climático no conoce de límites geográficos, económicos, políticos ni de nivel social o cultural.
Pero el acuerdo no implica sólo considerar a los políticos que participan de la COP21, sino también a todos los múltiples actores que directa o indirectamente participan en ella y en los períodos anterior y posterior para generar conciencia, para hacer sentir la importancia del cambio climático, para generar presión en los líderes políticos respecto de la necesidad que se haya concretado este momento histórico. Un repaso por las voces más destacadas de estas últimas horas en París y por el momento, desde una mirada crítica, respecto de los elementos a favor y en contra del Acuerdo de París, del documento al cual el mundo mirará de ahora en adelante.
Lo más destacado del plenario
“Nadie que actúe solo puede ser exitoso. El éxito se logra de manera colectiva”, aseguró Laurent Fabius, presidente de la COP21, para querer destacar el carácter histórico del acuerdo por ser universal y contar con la participación de todas las partes. El presidente de Francia, Francois Hollande, le dijo a los presentes: “Podrán estar orgullosos frente a sus hijos y nietos”.
Fueron dos países latinoamericanos los que expresaron sus posturas disímiles respecto del acuerdo. Por un lado, el polémico representante de Nicaragua, Paul Oquist, denunció que el proceso de aprobación fue antidemocrático porque no se escuchó previamente la opinión de ciertas partes, y aseguró que el país no estaba de acuerdo con el documento. Por otro lado, Ecuador, en una postura más conciliadora, abogó por la necesidad de que existe una suerte de tribunal del clima que tenga a su cargo el control y la sanción de lo establecido en el documento para que haya un real cumplimiento de las metas propuestas.
El momento emotivo de la noche fue cuando se expresó Filipinas, uno de los países más vulnerables actualmente a los efectos del cambio climático, y agradecieron la consideración de incluir los esfuerzos por alcanzar un aumento de 1.5°C. “Los principios de Francia son igualdad, libertad y fraternidad. Pero también hay que agregar solidaridad”, manifestaron emocionados.
La voz de la ciencia
Algunos científicos comenzaron a dar a conocer sus opiniones minutos después del acuerdo. Señalaron su importancia para el futuro del planeta, pero no dudaron a la hora de subrayar sus debilidades y desafíos futuros. Jean-Pascal van Ypersele, profesor de Ciencias Climatológicas y Ambientales en la Universidad Catolique de Louvain (UCL), destacó la importancia de la inclusión de la revisión de las contribuciones cada cinco años, pero señaló que el acuerdo en líneas generales “no es absolutamente sólido”. Al respecto, Johan Rockström, director ejecutivo del Centro Stockholm Resilience argumentó: “Sabemos que necesitamos una transformación hacia la descarbonización para 2030. Hoy hay inconsistencia entre lo presentaron sus países con las contribuciones nacionales (que actualmente llegarían a los 2.7°C) y el objetivo propuesto de 2°C con esfuerzos a 1.5°C.
Fuerzas que se unen contra el cambio climático
Van Ypersele brindó su opinión sobre la invitación que el Acuerdo de París realiza a los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) para que presenten un estudio en 2018 de los impactos que tendría un calentamiento de la Tierra en 1.5°C: “Los científicos tendremos que tomar muy en serio esta invitación. El calentamiento en 1.5°C es posible económicamente. No se trata de una cuestión teórica, sino que la condición para que sea real es la voluntad política”.
El rol crítico de la sociedad civil
Las organizaciones de la sociedad civil se mostraron, en líneas generales, contentas con el acuerdo en relación principalmente con dos aspectos: el hecho de que las distintas partes se hayan puesto de acuerdo para hacer frente al cambio climático y la base que el acuerdo significaría para comenzar a abandonar un sistema de producción basado en la explotación de combustibles fósiles. Así lo ha expresado Kumi Naiddo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional: “Hoy la humanidad se ha unido en una causa común, pero es lo que ocurra después de la conferencia lo que realmente importa. El Acuerdo de París puede darle a las energías renovables un impulso fundamental”.
Sin embargo, en este punto, la periodista y activista ambiental, Naomi Klein se expresó rotundamente crítica: “Algo que todos deberían saber sobre la COP21. En el acuerdo climático las palabras ‘combustibles fósiles’ no aparecen. Tampoco lo hacen ‘petróleo’ o ‘carbón'”. En línea con ello, fueron varios los miembros de la sociedad civil que expresaron su disconformidad respecto de la ambición y la base sólida del acuerdo para poder hacer frente a los combustibles fósiles. Algunos grupos que se manifestaron por la justicia climática argumentaron en el detrás de escena del “histórico documento” que “les dijeron que tenían que hablar positivamente a la prensa del acuerdo, pero que eso era algo muy difícil de hacer para ellos. Por su parte, algunas organizaciones se mostraron muy disconformes con la ausencia de los derechos humanos en los objetivos del acuerdo. La única mención a ellos es en el preámbulo, lo que debilita su aplicación.
La presencia argentina
Luego de un trabajo conjunto y de transición prolija entre la delegación, correspondiente al ex gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y el enviado por el actual gobierno de Mauricio Macri, el diputado nacional Juan Carlos Villalonga; la Argentina expresó públicamente su opinión en el plenario cerca de la medianoche de París. Allí, Villalonga aseguró: “Argentina se compromete a realizar todos los esfuerzos necesarios para el cumplimiento del Acuerdo de París”. Para ello, el reciente asumido como diputado expresó la necesidad de garantizar el financiamiento hacia los países en vías de desarrollo para que puedan aplicar sus políticas de mitigación y adaptación conforme los objetivos, y adelantó que se realizará una revisión de las contribuciones nacionales presentadas por el país para alcanzar la meta de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Minutos después a la participación oficial del país, el Macri expresó su satisfacción en Twitter sobre el acuerdo: “Gran paso en la Cumbre Climática COP21. Por primera vez hubo acuerdo global para proteger el clima y Argentina colaborará para lograrlo”.
El escritor y activista ambiental George Monbiot expresó ayer: “En comparación con lo que podría haber sido, es un milagro. En comparación con lo debería haber sido, es un desastre”. El Acuerdo de París no es un documento perfecto y quizás no responde desde un punto de vista ambicioso a la urgencia que el planeta Tierra necesita, producto del estado actual del cambio climático. Pero el hecho de que todos los países hayan decidido acordar de esta manera para encauzar lo que va a hacer un nuevo camino de políticas, que necesariamente incidirán en el sector empresario e industrial, significa la posibilidad de pensar que podemos dejarle un mejor planeta a nuestros hijos o mejores hijos al planeta. El compromiso político se firmó, ahora falta que la voluntad y la acción política se empiece a hacer sentir.
Fuente: Infobae
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