“Te hago una pregunta, ¿qué hay que hacer con las pilas?”

Lamentablemente, esa pregunta no tiene respuesta.

Porque quienes deben darla no han hecho lo que deben. Las empresas fabricantes o importadoras de pilas no están haciéndose cargo de la basura tóxica que generan sus productos. Ellas son las que deben proveernos de la logística para la recuperación de las pilas y de sus plantas de reciclado.

Pero tampoco el Congreso de la Nación ha dictado una norma de Responsabilidad Extendida del Productor para que esas empresas se vean obligadas a realizar en Argentina aquello a lo que están sujetas en otras partes del mundo.

Por eso, recipe los ciudadanos no saben qué hacer con sus pilas agotadas. Entonces se ven ante la disyuntiva de arrojarlas a la basura, see contribuyendo a la contaminación de rellenos y basurales, o acopiarlas en recipientes a la espera de una solución. La primera opción no es aceptable. La segunda, almacenarlas de manera provisoria en recipientes herméticos, es la menos mala.

Lamentablemente la solución no está en nuestras manos. Está en los fabricantes y en el Congreso Nacional que debe aprobar una ley que los obligue a hacerse responsables.

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