El sonido del elefante

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¿De dónde salía el elefante de “Elephant Talk”? Esa pregunta es representativa de algo que me viene pasando con los años, yo ya no sé de dónde salen los sonidos ni qué corchos son algunos instrumentos que veo arriba de un escenario. Por supuesto que no tuve sorpresas con el stick, pero sigo sin entenderlo. Hubo un tiempo en que sabía, o presumía saber lo que ocurría arriba de un escenario. Ahora la tecnología me superó y los loops, samplers y la mar en coche me dejan confundido. Nada malo, todo lo contrario, ahora miro al que toca el bombo pensando que en realidad es el que dispara loops con la voz del Chango NIeto, todo bien, más sorpresa.
Bueno, Tony Levin, una máquina. Mastelotto pegando palazos como para derrumbar la muralla china. Stick Men, como dice esta nota de D.Amiano, un “power trío”, pero muy excéntrico.   
Cali

concierto demoledor
Stick Men, el grupo liderado por Tony Levin, se presentó en el teatro ND/Ateneo
Viernes 12 de marzo de 2010 , La Nación
Un concierto demoledor
Recital de Stick Men, con Tony Levin y Michael Bernier en stick, y Pat Mastelotto en batería, loops y efectos. 
Demoledor. Stick Men en acción cumple con todos los requisitos de un power trío tradicional de rock (energía, virtuosismo, clímax), pero con la curiosa formación de dos sticks y batería.
Anteanoche, en el primer show de la banda de Tony Levin, quedó claro qué quería decir eso de que el grupo tiene “la sensibilidad de King Crimson”. No se trata de una agotadora exhibición de virtuosismo, sino de una combinación de buen gusto y técnica en busca de la canción.
La música de Stick Men propone un complejo tramado de pulsaciones, melodías y percusiones en busca de estructuras no tradicionales, para lo cual Pat Mastelotto resulta un factor fundamental. No se trata de un baterista ortodoxo. Esto quiere decir que no se limita, casi en ningún momento del show, a llevar simplemente el ritmo.
Su trabajo es mucho más complejo. Por momentos parece un pianista desquiciado que sostiene sobre sus notas percusivas ese diálogo de intensidades que mantienen Michael Bernier (al que su compañero presentó como uno de los mejores del mundo) y Levin, que utilizan sticks similares, de 12 cuerdas, con infinitas posibilidades sonoras, de timbre y de intensidad.
Por supuesto, los fans de Crimson que colmaron la sala ya saben de la sensibilidad y maestría de Levin, y conocieron a Mastelotto como coequiper de Bill Bruford cuando el grupo renació en la Argentina, en 1994, pero aquí su rol es mucho más complejo y completo. Mastelotto es la pared sobre la cual los sticks -que cumplen a la vez el rol de bajo, guitarra y sintetizador- dan forma a sus murales.
Los temas del grupo se desarrollan sobre esa estructura, en constante movimiento, donde la repetición y el minucioso tejido de las cuerdas dan lugar a un juego demoledor. Tanto en los cuatro movimientos del ballet Pájaro de fuego , de Stravinsky, como en “Scarlet Wheel” o “Inside the Red Pyramid”, se busca un clímax apacible, con pocas exaltaciones, donde la melodía se expande hasta agotar sus variaciones.
Otros temas se construyen sobre escalas obsesivas, melodías cruzadas y variaciones rítmicas y de timbre que consiguen un efecto devastador. “Soup”, “Tsunami Surfing”, “Sasquatch” y “Hands” dejan sin aliento. Por supuesto, el momento de mayor explosión llega con las versiones de clásicos de Crimson. El primero en aparecer es “Red”, y para sorpresa de todos, Mastelotto es el que juega libremente y cambia las apoyaturas mientras la melodía sigue intocable.
Un recuerdo para atesorar es la demoledora versión de “Indiscipline”. La obsesión frippeana en su máxima expresión, con Mastelotto que, a esta altura, es un demonio con palillos. Como broche de oro y cierre del show, “Elephant Talk”, tema que abre el álbum Discipline y que consagra el stick en el rock, hace que todos volvamos a casa satisfechos y agotados por esa energía que nos atravesó por un par de horas, para siempre.
Daniel Amiano

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